10, 33 Poesía de Elvis Rafael
Para Pedro Mateo,
"Y yo, caminando los mismos senderos,
entre caña y polvo bendito,
veo ahora cemento y carreras
donde antes reinaban flores de guajana."
-Marinín Torregrosa
Una espada pequeña abre enigma
bajo el cerro oculto en la tierra
el tiempo se derrite en relojes
donde el recuerdo levanta bandera blanca.
Pedro, guardián del linaje
tu nombre se eleva en la brisa
ángel de ojos claros intercede
la correa se detiene en el aire.
En la orilla del lago, nomenclatura desnuda
la iguana retumba en la tarde
y la voz paterna truena
como tambor en la caña caliente
como leche después del ayuno.
Yo aún no habitaba el mundo
pero los cuentos eran semilla:
y la poesía entre arboles de jagua...
hermanos que flotaban en sueños
aviones y chiringas
disputando el cielo del sector.
El periódico abría un monstruo de páginas
Mafalda entre columnas
el antiguo centro comercial
los ojos firmes son sentencia
pero a mí solo me alcanzó la fortuna rodando.
Lector, con el alba
jurabas que fui un regalo sencillo
se que quieres disparar tu tristeza
y terminas siendo mi escudo más fiel.
Huevos de pavo, secretos en la cocina
risa guardada hasta que blanqueó el cabello;
la plaza, la piragua, el centavo subido, la pista
y en los cajones, los juramentos de amor.
Las revistas de National Geographic , los aviones, los soldaditos verdes, los muñecos
las maestras de luto y misterio
los universitarios veganos
los noviazgos largos como pasillos de aquel edificio nuestro.
Hermanas de cristal y ternura
hermanos que abrían la música
la trama de un videojuego
"sobrinos" que cruzan mares y bares.
Y sigo trazando viejos caminos
entre rastros rojizos y tierra sagrada
ahora sólo hay plomo y ruido
donde florecía la caña alzada.
El ayer me alcanza como sombra
una estirpe entera vibra en mi sangre
detrás de ese ámbar todo depositado
pasillos de memoria la sostienen
allí
la caña jamás se extingue.
Y sigo trazando viejos caminos
entre rastros y tierra sagrada
Quartz desde el siglo XVIII
ahora sólo hay plomo y ruido
donde florecía la caña
la flor del árbol de jagua.
El ayer me alcanza como sombra
una estirpe entera vibra en mi sangre
pasillos
repetición
ciclo
de memoria
sostenida
allí
la caña brava
que jamás se extingue.
-ER
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